Padres críticos, hijos indiferentes
Los niños y adolescentes con padres que se la pasan criticándolos constantemente, comienzan a ser indiferentes a las emociones de los demás. Cuando desarrollamos la habilidad de interpretar esas emociones, nuestras relaciones con los demás mejoran substancialmente.
Los niños criticados constantemente dejan de prestar atención en las expresiones faciales y corporales de la gente, lo cual conduce a un modelo de evitación a estímulos afectivos que el resto de la gente podría mostrar. Usualmente tendemos a evitar aquellas situaciones que nos incomoden, nos pongan tristes o que nos pongan nerviosos.
Estos niños y adolescentes emplean instrumentos de enfrentamiento por evitación con mayor frecuencia, que los que no son criticados. La evitación evita más críticas y el manejo de ellas. El problema es que terminan por cerrarse a muestras negativas, pero también a las positivas que los demás tienen con nosotros.
Estos instrumentos de esquivación ponen en riesgo a la persona con el peligro de desarrollar cuadros de depresión y ansiedad.
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